La Lisa, junio 19 de 1960
Sr. Ventura Luis
Mi querido amor:
Te saludo en el nombre del Señor y es mi deseo te sientas bien; yo bien, aunque no muy contenta, porque imagínate cómo me quedé yo esta mañana. Me hubiera alegrado no haberte visto, pues cuando te veo y no puedo hablar contigo me siento más mal.
Te diré que fui a trabajar a Santiago de Las Vegas; yo pasé por donde estaba la máquina parada y allí estaban Samuel y Benigno; traté de ver si te encontraba con la vista, pero no pude. Óyeme, ¡Cuánto siento no poder ir a la campaña esta noche! Pero tengo que cumplir con mi deber!
Mi vida, yo no me desespero, pues pienso que algún día, si Dios quiere, no solamente estaré contigo una noche en la campaña, sino todas las noches si Dios lo permite.
Acerca de lo que me dices de pedirle permiso al apóstol, yo creo que tú debes preguntarle a alguien que te pueda orientar bien. Yo sé que si tú le recuerdas lo que él te dijo en aquella carta que él te llevó a La Habana, es seguro que no te dice que no, pero yo de por mi parte no quiero decir nada. Yo sé que si vamos a México vamos a pasar un buen tiempo fuera, por lo menos seis meses o un año. ¿Estás dispuesto a esperar todo ese tiempo? Piensa ahora. Yo sé que por mi parte voy a sufrir mucho lejos de ti cuando no podré mirarte ni oír tus dulces palabras que me consuelan, pero como siempre digo, todo lo dejo en las manos de Dios y en las tuyas. No vayas a pensar que porque me voy tan lejos me voy a olvidar de ti, pues yo pienso que cuando uno quiere de verdad, lo sabe en la ausencia, así que como te quiero tanto, cuando esté más lejos de ti, más te querré aún.
Contéstame San José. Perdona que te escriba con lápiz, pero es que estoy de pie haciendo esta carta.
Sin más se despide de ti novia que te quiere y no te olvida un momento,
Lucía |